Vistas de página en total

jueves, 19 de mayo de 2011

Un fragmento de la novela "Mi lugar Mi pequeño sueño" de ediciones Vitruvio (sello Nostrum)

Con todo lo que me habéis apoyado, estoy en deuda con vosotros, os dejo un fragmento de la novela “Mi lugar Mi pequeño sueño”, de ediciones Vitruvio, sello Nostrum, que se ha convertido en la novela más vendida de la editorial. Los que la hayáis leído quizás recordéis con cariño este pasaje:

...El tercer día tenía cuatro entrevistas más, yo desconocía que entre ellas, había dos personas, Joan y Jorge, que se presentaban a este puesto de trabajo, después de haber sido rechazadas en multitud de ocasiones en otros bufetes, ellos buscaban su sitio en este mundo, pero no disponían de medios económicos para intentarlo por sí solos y en los bufetes a los que habían acudido a entrevistas de trabajo, nunca consiguieron que les contrataran, no daban la imagen elegante que se busca en un despacho o carecían de contactos que les pudiesen ayudar para que les aceptaran, ese día los dos, que no se conocían entre ellos, coincidieron juntos para un puesto, estaban acostumbrados a la decepción de que les rechazaran y en todo caso ese día, como mucho, uno tendría su oportunidad, el otro tendría que seguir buscando.

Joan toda su vida había sido un estudiante modelo, de esos que sacan siempre sobresaliente y son odiados por el resto de sus compañeros, su familia era humilde y gracias a su gran expediente académico, pudo estudiar con una beca la carrera de Derecho, nunca tuvo muchos amigos y en su vida interior siempre se sintió inferior a los demás compañeros de estudios, no era popular y fue continuo objeto de bromas por parte de los demás estudiantes, temía equivocarse en cualquier cosa que hiciera, por lo que nunca estaba tranquilo, temiendo que algo fallase, con lo que cogió la costumbre de tratar de controlar todo lo que hacía, para poder descubrir cualquier error, se decía a sí mismo que algún día sería abogado y podría mirar a la cara, sin tener miedo a la enésima burla, pero cuando terminó la carrera, nadie le dio una oportunidad.

Su padre estaba en el paro y no le podían mantener para que preparase unas oposiciones, consiguió que una cadena de hipermercados le contratase como administrativo, no trabajaba en lo que le gustaba, su sueldo apenas llegaba a los mil euros, cumplía perfectamente con sus obligaciones, como había hecho siempre en su vida e incluso corregía errores, que aprovechaban sus superiores, como si fueran ellos los que hacían esa gran labor y no un empleado cualquiera, parecía un hombre gris, que se pasaría toda su vida como oficinista en una empresa y que, como tantos otros, el tener un título universitario, no le serviría para trabajar en lo que estudió y como mucho podría aspirar algún día a una pequeña subida de sueldo.

Se había presentado a varios puestos de trabajo en los que hacía falta abogados, pero siempre fue rechazado, nadie se preocupó de las inmensas cualidades que tenía en su interior, sólo veían a un hombre de apariencia normal, que no destacaba, que se veía que era de clase humilde y que podía no ser la imagen que buscaba el despacho, estaba acostumbrado al fracaso en sus entrevistas de trabajo como abogado, pero no quería perder su sueño de poder trabajar un día en lo que le gustaba.

Cuando leyó en el periódico que hacía falta un abogado para un nuevo bufete, volvió a intentarlo, sabía que seguramente buscarían un chico recién salido de la facultad, que estuviera dispuesto a trabajar varios meses sin cobrar, él no se lo podría permitir, porque vivía de su trabajo, pero como no se rendía, decidió intentarlo de nuevo.

Jorge tampoco había tenido suerte en la búsqueda de trabajo como abogado, pero se reía de si mismo, diciendo que así seguiría intentándolo para ver que encontraba primero, un puesto de trabajo o una chica que lo quisiera y es que era un pequeño desastre, al que nunca nadie tomaba en serio.

De chaval no era popular entre sus compañeros, no era un gran deportista, no vestía de una manera moderna, no tenía carisma de líder, evidentemente, no triunfaba entre las chicas, si no todo lo contrario, se reían de él cuando se acercaba a alguna y llegó a convertirse en una persona solitaria, era el personaje perfecto para meterse con él, como defensa y para evitar las continuas “gracias” de sus compañeros, empezó a reírse de todo, nadie fue capaz de ver su gran humanidad y la profundidad de su vida interior.

Cualquier otro se habría hundido y se habría convertido en una persona resentida, pero él no, confiaba en encontrar algún día una persona de la que se enamorase y que no lo rechazase riéndose de él, aunque sabía que iba a ser bastante difícil, porque hasta ahora su vida sentimental había sido un fracaso absoluto y ya ni se atrevía a acercarse a las chicas, como él se decía a sí mismo, ya me gustaría que me hiciera caso una de las que sólo se ven en las revistas, pero ni ellas, ni cualquier otra.

Cuando iba a una entrevista de trabajo, ya notaba enseguida que no lo iban a contratar, casi no lo escuchaban, además como estaba nervioso, siempre decía alguna tontería inapropiada y cuando se iba, se daba cuenta que o bien un botón de la camisa se le había desabrochado, o se le salía por una parte del pantalón, o el cuello de la chaqueta estaba mal colocado o que la corbata y la camisa no pegaban de ninguna manera o cualquier otro detalle, pero ya era demasiado tarde y eso que antes de entrar se había mirado ochenta veces, pero siempre le fallaba algo.

La realidad es que ya no tenía ningunas ganas de reírse de todos sus fracasos, ¿por qué todas las mujeres se burlaban de él y no lo tomaban en serio?, ¿por qué nadie confiaba en él y le contrataba?, pero si perdía su sentido del humor, ya no le quedaría nada y se hundiría para siempre.

Allí estaba sentado, nervioso, esperando a que le llamaran para hacerle una entrevista, se veía todo tan elegante y la chica que lo recibió era de esas, que nunca se fijaban en un chico como él, se miró a sí mismo y se dijo, si yo soy un desastre, en un bufete tan elegante y con una chica como ésta, mira que es guapa, a mi no me cogen seguro...”

Si lo deseáis podéis poneros en contacto conmigo en esta dirección de correo:

4 comentarios:

  1. No había tenido tiempo de leerlo. Me encantó Un hombre jamás debe abandonar sus sueños. Exito Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Alicia, gracias por tus palabras, me alegra muchísimo que te gustara, es una novela para soñar y yo he conseguido con ella cumplir un sueño maravilloso.

    ResponderEliminar
  3. yo ya tengo el libro^^
    y tengo que admitir que de momento me está encantando,
    enhorabuena por haber escrito esta novela.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Hola anónimo, me alegro de que te esté encantando, espero que según avances en su lectura todavía te guste más.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar