-Gracias
por el regalo que me has dado.
-Pero
si no te he comprado nada.
-Me
has regalado tu atención, tu mirada, tu sonrisa.
Él
que se había sentido toda la vida perdido, se estremeció con sus
palabras.
La
agarró por la cintura y la miró de cerca.
Y
supo que era allí, con ella, donde quería estar.
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