“El
papel del arte en la superación de la crisis, ejemplificado en la
literatura de Luis Anguita.” Sin palabras ante esta crítica que ha
hecho de mis libros José Membrive Membrive. Gracias por ellas, por
considerar que mis libros aportan en esta sociedad en la que vivimos.
“Llama
la atención que la sociedad, a la hora de salir de la crisis apele
en exclusiva a políticos, economistas y a la gestión de las grandes
empresas, justamente los que la han planificado y los que se están
aprovechando de ella, dejando al margen el sector cultural,
científico y artístico. Es aceptado que en la naturaleza humana
confluyen dos dimensiones con prismas distintos: la dimensión
biológica, material que nos impele a resolver los problemas
relacionados con la economía y la afectiva y ética que gestiona los
sentimientos y el sentido de la vida.
Pues
bien, la crisis actual abarca ambas dimensiones: es tanto económica
como ética. Si la reforma que se demanda pertenece tanto al campo de
la economía como al del ámbito afectivo por qué apelamos solo a
los políticos y a los economistas.
La
clave de la crisis está en la desproporcionada importancia de lo
materia sobre lo afectivo a la hora de solucionar la crisis global.
La prensa, los medios de comunicación nos hacen creer que la
solución está en los causantes del problema y que todo se
solucionaría encontrando trabajo. Nos quieren hacer creer que somos
meros animales cuyo único problema reside en el estómago, que hemos
venido al mundo a trabajar para que otros coman. Todos los mensajes
políticos están orientados a pedirnos paciencia y confianza, que
los dejemos resolver nuestros problemas.
Indudablemente
la tiranía del economicismo impera de forma tan absoluta que ni
siquiera nos damos cuenta de que somos sus víctimas.
Las
crisis de fondo no pueden ser solucionadas por aquellos que las
provocaron y que se lucran gracias a ellas. Si queremos salir de este
marasmo tendremos que recurrir a lo de siempre: al arte de
reinventarnos.
El
arte en general y la literatura en particular aportan una mirada
global que integra y armoniza el bienestar corporal con el afectivo y
espiritual. Los artistas son los visionarios que captan los sueños
colectivos, los temores, las ilusiones… La recuperación de la
mirada global está relacionada con la recuperación del arte como
elemento esencial en la vida humana. Al fin y al cabo es lo único
que nos diferencia de los animales. Tomarse tan en serio nuestra
dimensión afectiva como la material, es la única manera de afrontar
una salida airosa del marasmo en el que nos hallamos inmersos.
Y
esto es precisamente lo que plantean los personajes de las novelas de
Luis Anguita: su dignificación sentimental, su derecho a sentir
limpia y libremente, a vivir conforme a su vocación, a su ética.
Luis baja a las profundidades del alma social y capta la raíz
profunda del malestar: los personajes quieren incorporar sus derechos
afectivos, su bienestar sentimental, su derecho a vivir conforme a la
ética emanada del humanismo. Este es el núcleo de su lucha, el
núcleo reivindicativo esencial. Tal vez sea por eso por lo que
triunfa como escritor.
Ya
no nos conformamos con un pesebre más o menos abastecido, queremos
desarrollarnos en plenitud y esto supone un compromiso, también con
quienes nos rodean. Es el compromiso del autor con la literatura, el
de sus personajes con su destino, el que se traslada también a sus
lectores de manera que, mientras nos sumergimos en la lectura todos
somos personajes de sus novelas, cada página es un espejo en el que
vemos reflejado algún sueño nuestro. Cada día parece ser una
página de una de sus novelas: un reto para vivir en humilde
plenitud: sin sermones ni demagogias.
Los
grandes maestros no crean discípulos, sino que siembran la semilla
de otros maestros. Y eso ocurre con Luis Anguita: su literatura es un
medio de llegar al fondo del corazón para activar un sueño que se
transmite, que vivifica, que convierte en escritores de la novela de
cada día a los lectores de sus obras. Sin ser una literatura de
autoayuda, sí que es una literatura vivificante, transformadora. El
gran valor de Luis Anguita no es que deleite a sus lectores, no es
que les produzca nudos de emoción en la garganta, el valor supremo
de sus obras es el impulso inefable pero irreversible hacia la
reconversión interna, hacia la potenciación de lo más noble de
nuestra identidad. Luis Anguita activa como nadie lo mejor que hay en
nosotros, sus lectores. Ser mejor persona, ponerse en marcha para
activar nuestra dimensión afectiva y ética es el gran regalo que,
humildemente, ofrece Luis Anguita a cada uno de sus innumerables
lectores.”
Ojalá
que mis libros puedan aportaros algunos latidos de sentimientos
positivos.
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